Claudia González Catalán
-Estudiant de Periodismo-
Internet ha tomado al
mundo por asalto. Apenas se estaba acostumbrando el hombre a su
realidad de papel, intentando explicarse las cosas, apresar el
tiempo, cuando le vendieron otra vida virtual, capaz de conjurar
todos sus límites, donde la ley de lo posible es lo que consigas
imaginar. El hombre se mudó entonces a su computadora: tiene amigos
a los que llama por sus nicknames,
parejas a las que ama por sus avatars,
orgasmos en códigos binarios, trabajos al otro lado del mundo,
discursos políticos de 140 caracteres, presidentes táctiles y
países virtuales.
La vida es un juego de
relaciones de poder “en-red-adas” y la web puede participar de él
en múltiples formas. Y es que, en esencia, todas las relaciones de
poder tienen un componente simbólico basado en la producción de
sentidos.
En este sentido es
necesario resaltar dos nociones fundamentales: la primera está
relacionada con la fuerza política de lo que Bordieu definiera como
“capital simbólico” y la segunda, tiene que ver con la
legitimidad de lo instituido. Es decir, la naturalización del poder
y el reconocimiento del mismo por parte de los actores implicados.
Internet entra en este
juego cuando se asume su potencial comunicativo como un gran
generador de metáforas desde el que se socializa, a escalas
crecientes, información sobreabundante y evanescente, se genera
consenso y se construyen identidades.
Estamos hablando de “la
construcción social de la realidad”, un fenómeno algo más
antiguo que la World Wide Web y que modifica en los individuos la
representación de la realidad social, incluso de aquella no vivida
personalmente.
Una Cuba, muchas Cubas
Hace algunos años,
durante una conferencia de prensa en la Universidad de Oriente,
Israel Rojas, líder del grupo Buena Fe, remarcaba el hecho de que
hoy, un país sin acceso a Internet, es un país condenado al
ostracismo.
Actualmente Cuba -como
símbolo- mantiene una existencia dual y conflictiva entre su
existencia real y virtual. En los predios de la política
tradicional, Cuba es un país comprometido con la construcción del
socialismo y la solidaridad internacional. En Internet, sin embargo,
la imagen de Cuba es construida fundamentalmente desde el exterior, a
partir de una nostalgia artificial y ahistórica, que busca despertar
la añoranza por “lo que pudo ser” y acentuar los contrastes
entre la frugalidad de la apuesta socialista y la opulencia de la
Habana bulliciosa y gangsteril.
Mientras Cuba envía, en
la vida real, médicos para combatir la epidemia de ébola en África
Occidental, personajes como Yoani Sánchez se inventa un motivo para
denunciar la represión policial en su país virtual. Para un lector
poco informado esta dualidad quizás resulte indescifrable, porque
esta batalla que se libra también desde el discurso que establece
sutiles diferencias nominales que cambian grandemente el sentido de
las cosas.
El caso de Cuba tiene un
matiz excepcional, el bloqueo mantenido por Estado Unidos dificulta
la ampliación del acceso de la mayoría de los ciudadanos a la red.
Las afectaciones de esta política unilateral sobre la esfera de las
comunicaciones ascienden a más de 30 millones de dólares. El
equilibrio es frágil, entre los sitios que socializan en Internet
una imagen de Cuba favorable a los principios de la Revolución y
aquellos que se dedican a cuestionarla.
CubaDebate o SoyCuba
intentan llenar hoy este espacio al que se suman algunos blogs cuya
percepción tampoco es muy clara: para la “Cuba” de las redes,
más oficialismo; para las redes de Cuba, unos locos que se atreven a
publicar cualquier cosa.
Un caso particularmente
interesante por la acumulación de silencios (significativos) a su
alrededor fue la polémica generada a fines de 2012 y principios de
2013, a partir de la irregular actualización del blog La Joven Cuba,
reconocido como uno de los mejor posicionados de la blogosfera
cubana. El blog fue reabierto con una declaración posteada casi
exclusivamente para aquellos que contaron las horas de la “censura”,
en la que muchas cosas quedaron indefinidas y a cuyos matices
permanecieron ajenos la mayor parte de los cubanos.
La noticia se completó
con la publicación de una foto de sus tres editores con el Primer
Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba
Miguel Díaz-Canel Bermúdez. El hecho provocó numerosas lecturas y
reacciones sin que ninguna de ellas llegara a esclarecerse
completamente. Los bloggers
de LJC -aunque no son periodistas-, son hoy algunas de las voces más
reconocidas en la red cubana como importantes agentes de la
actualización económica, política y social del modelo cubano.
Para algunos de estos
jóvenes, Diaz-Canel es el prototipo del dirigente que “ponía la
cosa como era” en Las Villas sin creer en escaseces ni eufemismos,
el símbolo de la renovación en el escenario político cubano. Su
intervención en este altercado fue vista por algunos como una
muestra de la flexibilización inminente, la concreción de un
discurso -no tan nuevo como tan extendido- que vuelve una y otra vez
sobre la necesidad de una práctica comunicativa novedosa, atrevida y
exquisita.
Para otros, la
publicación de la fotografía servía tanto como símbolo del apoyo
ofrecido por la dirección política del país al intento por
construir un espacio dialógico en la web cubana, como una metáfora
de la necesidad de autorización oficial para ejercer la democracia.